viernes, 22 de junio de 2012

La tesis totalitaria

Les quería compartir un resultado de nuestros encuentros. Las imágenes no van así en la tesis, pero no importa.


  







Para concluir esta tesis, quisiera partir de mis seis fotomontajes, ilustraciones y la pintura que he dejado iniciar cada capítulo sin mayor discusión, yuxtaponiéndolos aquí a las discusiones y del material del diario de campo. Se trata entonces de seis temas principales, discutidos en seis capítulos – aparte de la introducción - pero funcionando como un conjunto, con partes que se entrelazan; la manera que he escogido ordenarlos corresponde a un esquema retórico, pero la idea, como he señalado en la introducción, es que se pueda leer en cualquier orden, según el interés de cada lector. Por mi propia experiencia estoy convencido de que esa manera de leer libros es bastante común, por los intereses particulares de cada lector. He intentado no dificultar ese tipo de lectura. Pero también tiene la finalidad de recordar de la presencia del autor y la interpretación activa del lector.


El uso de imágenes es un recurso mnemotécnico antiguo, que ha sido utilizado en la retórica para acordarse de partes de un discurso verbal. Es más fácil acordarse de una imagen que de una serie de palabras. Pero mi deseo es que las imágenes no solamente funcionen como logotipos de la palabra, sino que pueden agregar contenido en sí mismas. Aunque el objetivo general del tipo de escritura que empleo es lograr claridad en la exposición, es ilusorio pensar que las palabras fueran transparentes. Si la economía del poder trata del discurso como un conjunto de enunciados de diferentes índoles en formación, y la economía es entendida simultáneamente como “materia” y “símbolos”, el uso de imágenes, voz y video tiene un punto pedagógico. Aunque la tesis se centre en un tipo de enunciados - los escritos - no se puede separar de nuestras imágenes de las cosas (como tampoco de nuestro habitus). Ambos casos  
presentan problemas por comunicarse, pero mi deseo es que se puedan complementar; las diferentes formas comunicativas desde luego tienen diferentes fortalezas y debilidades. No estoy pensando aquí en primer lugar en la ciencia en general, que – como ha señalado Derrida - tiende a privilegiar la escritura (Derrida, 2005). Más bien pienso en la dificultad que generalmente tiene la imagen por obtener la precisión de la palabra, así como una imagen en muchos casos puede visibilizar una totalidad que la letra y la palabra no; a través de su forma y colores habla además a la visión de una manera más variada que la imagen de un texto. Casos parecidos se podría hacer para el video y la pura voz, sin elementos visuales, que genera otra relación que la escritura. La voz, estoy seguro, se percibe, por razones históricas, como una puerta más directa a la persona que las palabras escritas, como si la voz no se pudiera controlar de la misma forma que la escritura, y porque la voz siempre recuerda de la existencia del emisor de una manera que la letra no necesariamente hace. La variedad de formas expresivas, entonces, podría dar una idea más completa del discurso que busco transmitir. Al mismo tiempo, el uso de los elementos no escritos es una apuesta algo complicada, justamente por la concentración general en la escritura en la academia.

lunes, 14 de mayo de 2012

La importancia de privilegiar el proceso al resultado o de ver al proceso mismo como un resultado

Hace unos meses les compartía una reflexión producto de sumergirme profundamente en esos lugares perdidos de mi memoria, sobre cómo la vista había moldeado mi forma de jugar futbol o de cómo mi forma de ver y ser, había influenciado mi manera de jugar, de ver y de relacionarme con los demás.

Hablé del medio campo, su importancia para mí y la perspectiva con la que lo abordaba, de algunas de las cosas que considero moldearon mi manera de ver el juego en equipo y la manera en que desde entonces lo asumo; mi necesidad de estar al pendiente de la comunicación, del diálogo, de la colaboración. Pero al contarles, parecería que hablaba del futbol en términos generales y pasé por alto la especificidad de ese nuestro jugar futbol en ese entonces y lo que implicaba para nosotres (1) en su momento.

Comenzamos en eso de la pamboleada cuando éramos chavos y chavas de primaria, cuando entre otras cosas íbamos tratando de entender el mundo y como se construyen las relaciones sociales, cuando todo antes que nada era aprendizaje Ahora que hago memoria, como equipo de la escuela la verdad no éramos tan buenos, si se piensa en términos de partidos ganados y demases, una manera “normal” de pensar en costumbre a esa forma indolente de valorar las cosas siempre desde el éxito y la eficiencia, en esa dicotomía trastocadora de todo, definida por el winner o looser. Sinceramente perdíamos la mayoría de los juegos contra otras escuelas, por lo menos así fue al principio. Pero había algo que nos caracterizaba como equipo, el hecho de que siempre estábamos pendientes de intentar sacar algún aprendizaje de cada partido, de ver cómo es que entre nosotros podía darse una mejor relación de equipo.

No sé si fue ñoñéz y una reacción de acostumbrarnos a perder (muchos podrían verlo así e incluso recriminarmos por ello) pero nos entró muy hondo esa idea de que lo importante era jugar, no ganar; veíamos más allá del resultado, nos importaba también el proceso y poco a poco para nosotres comenzó a ser en sí el proceso gran parte del resultado. Nos divertíamos, lo disfrutábamos. Eso por otro lado empezó a rendir sus propios frutos en una mayor integración en equipo, en que nos conociéramos más, nos relacionáramos mejor, y ¡oh sorpresa! terminó también por traer victorias.

Me vino esta reflexión a la cabeza el otro día que el compa Elf nos vino a dar taller de meditación a koman. Pa ponerlo en términos de como nos hemos acostumbrado a pensar, la tarea era lograr poner toda nuestra atención en la respiración sin dejar que la mente divagara en pensamientos involuntarios, lograr relajadamente centrar toda la atención solamente en una cosa. El reto era llegar así a 21 respiraciones seguidas COMPLETAMENTE ATENTO si te distraías tenías que volver a empezar. Uno podía optar por centrar su voluntad en lograr el cometido, si era así, parecía muy sencillo pasar por alto alguna que otra desviación de atención, un pequeño lujito que nos permitíamos en pos de conseguir el objetivo.

¿Pero de qué se trata, de llegar a 21 y poder decir que soy un chingón meditando, o de realmente aprender a concentrarse en pos de algo que va más allá? Pareciera que a veces tenemos nuestras prioridades un poco confundidas.

En mi opinión, cuando centramos nuestra atención tan solo en el resultado es muy fácil anular por completo el proceso, el camino que lo lleva, las relaciones que se construyen para lograrlo, liquidamos gran parte de lo que somos como humanos, como seres senti-pensantes, en pos de una lógica en la que el fin justifica los medios.

Lo importante es saber que necesitamos paciencia y formas más sutiles de “caer en cuenta”, de crear. Todo tiene sus tiempos y ciclicidades, sus modos. No importa sólo el qué hacer, sino en gran parte el cómo se hace; el proceso mediante el cual a cada paso moldeamos el camino que trazamos al andar. Como bien nos decía el Elf mientras discutíamos esta cuestión “la experiencia revela a cada instante la naturaleza de la mente (cómo en realidad somos) el camino y el fin son inseparables, son sólo distintos nombres de lo mismo, diferentes partes de un mismo engranaje”.

En fin (¿y en medio?), como decía Einstein (palabras más, palabras menos) No puedes esperar resultados distintos si siempre haces lo mismo.

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1: Nótese que vuelvo a usar esa problemática forma de incluir a hombres y mujeres en un “nosotros”, pero por casualidades de la vida, quizá porque en mi escuela los grupos eran muy pequeños y costaba trabajo acompletar los equipos, o quizá porque algunas de mis compañeras simplemente “no se dejaban”, desde pequeños nos acostumbramos a jugar en equipos mixtos.

miércoles, 2 de mayo de 2012

El silencio y la crítica


Tal vez sea una extraña enfermedad académica, o tal vez un logro meditativo importante, un “mindfulness” incorporado. Pero al leer las críticas de Xochitl a mi trabajo en el coloquio donde presenté los avances de tesis, me sentí muy alegre. Y más en las ironías, que, si lo he entendido bien, son parte de la “crítica indolente”.

Tal vez tenga que ver con una duda que me ha surgido acerca de la utilidad de la crítica. Estaba pensando que tal vez sea muy fácil decir que la crítica es un regalo - si lo das. Pero ¿qué tal si al recibirla, más bien se percibe como un golpe en el estómago? Parte de mi alegría creo surgí de eso, de sentir que la recibí como un gran regalo. Como una pieza de oro. Tal vez incluso me dio esperanza para momentos mucho más difíciles de la vida, como si la manera de recibir críticas se podría traducir en eventos amargos que se podrían vivir con una sonrisa. Como si me estuviera observando desde afuera, viendo los sentimientos, pensando en cómo se producen y por qué, y viendo cómo crecen las ideas, cómo surge el cambio con la “crisis”, pero también pensando en la procedencia y la motivación de las críticas. Una meditación activa.

También me puse contento por el silencio. Por no sentir la necesidad de responder inmediatamente, aparte de la necesidad de agradecer el interés, el oído. En un contexto donde la propia voz tiene que sonar, y alto – es decir, en el contexto académico - ¿quién tiene el oído? Como si Zenón de verdad hubiera pasado de moda, con su idea desfasada de que  “tenemos dos orejas y una sola boca justamente para escuchar más y hablar menos”. (Había ya borrado una referencia anterior al estoicismo, pero regresa. Tiene un sonido negativo ahora, el estoicismo, por estar ligado a una idea de control sobre los sentimientos. Yo lo quisiera entender más en el sentido de poder darse cuenta de los propios sentimientos y su contexto, que no es lo mismo que el control). 

Para escuchar, es más sencillo si uno está en silencio. Lo mismo si se quiere, además, entender lo que se ha escuchado.

Creo que eso es un aprendizaje importante, que re-aprendí de Xochitl en combinación con un debate extraño y - para ser franco - poco interesante, que producimos entre Valentín y yo; en ese debate el silencio no encontró un lugar, la palabra no encontró ninguna pausa. Como una pieza de música solamente de tonos, letras sin los espacios blancos necesarios para poder ver su forma.

El silencio. Sin el silencio parece que la crítica pierde el sentido.

miércoles, 4 de abril de 2012

en busca del sentido...

Creo que hay una maquinaria que se encarga de decirnos constantemente que no se pueden cambiar las cosas. Que el mundo funciona así y que hay que aceptar las cosas como vienen. Yo no estoy de acuerdo. Creo que en ese mecanismo de creación de la realidad esta la clave. Es la fortaleza del sistema, y a la vez su talón de Aquiles. Al crear una realidad que nos niega, nos invisibiliza, genera, a su vez, las semillas del cambio. Lleva en su seno las contradicciones que nos permiten emerger, encontrar las fisuras y plantear otras realidades, otras verdades, otros mundos. Por eso es importante vernos, reconocernos y organizarnos. Por eso es importante recuperar las experiencias de lucha, de resistencia, pero también, de creación de alternativas.

Es por eso que me interesa colaborar en la visibilización de una experiencia interesantísima. La de un@s campesin@s que desde su rinconcito en el mundo nos dan algunas claves para construir esas alternativas, para ponerlas en práctica, para hacerlas realidad. Un grupo de personas que vive, y produce de una manera distinta a la que hoy impera en el mundo. Familias, niñ@s, jóvenes y viej@s, que intentan producir alimento sano para ellos y para sus comunidades. Gente que cuida su tierra para su familia, su comunidad, su país y la humanidad toda. Personas que ponen los intereses colectivos por sobre los intereses individuales, e intentan generar conciencia sobre las ventajas de la producción orgánica, sana, limpia. Producir sano para comer sano, para vivir bien.

Necesitamos repensar nuestra relación con la tierra, con la naturaleza. l@s campesin@s de las lomas tienen mucho que enseñarnos en este proceso de re-aprendizaje que tenemos que llevar adelante. La vida moderna nos ha enajenado del vínculo con la tierra. La agricultura moderna es una agricultura sin gente, sin dialogo, sin amor ni respeto por la tierra. Hemos destruido nuestra relación filial con la Pachamama y eso nos puede costar muy caro. Estamos a tiempo de recomponer el vínculo con nuestro ambiente y restructurar nuestras formas de producción y reproducción de la vida.

 l@s campesin@s tienen una opción, una vía, algunas ideas y experiencias de como se podría repensar la producción de alimentos para una vida mas sana y armónica. En lo personal creo que es una propuesta muy interesante, urgente y necesaria. El modelo de concentración de tierras, producción química y altamente tecnificada para el mercado no ha resuelto el hambre en el mundo. Tampoco ha demostrado ser un modelo ambientalmente sustentable, sino más bien lo contrario.

Es por ello que urge dar espacio a estas nuevas-viejas propuestas. No se trata de un retorno a un idílico pasado de armonía del “buen salvaje”, de un(a) campesin@ intrínsecamente ecológico, sino de recuperar aquellas cosas que puedan servirnos para caminar hacia una producción de alimentos inclusiva, que solucione las necesidades de tod@s l@s habitantes de este planeta y de l@s que vendrán. Una propuesta que no solo alimente al mundo, sino que lo alimente mejor. Una producción de alimentos que responda a las necesidades básicas de la gente, a las prácticas culturales de los pueblos y a las condiciones ambientales locales, para la construcción de una sustentabilidad económica, política, social, cultural y ambiental a largo plazo.

No soy campesino, ni siquiera nací en el campo. Pero me preocupa la actual (e histórica) situación de desigualdad, injusticias y hambre que imperan en nuestro planeta. Somos much@s los que no estamos de acuerdo en vivir asi. Somos much@s los que queremos un mundo mas justo, equitativo, sin hambre, sin miseria, sin racismos, sin explotación, sin violencia. Un mundo o muchos mundos, como se quiera, donde cada ser humano (y no humano) tenga la libertad y posibilidad de realizarse y fluir como ser, de vivir, de crecer, de aprender, de enseñar, de co-evolucionar.

Creo que una sabiduría profunda reside en los pueblos que resisten y luchan por su autonomía, su autodeterminación y vivir acorde a su cosmovisión. A mi modo de ver, l@s campesin@s del Escambray representan una alternativa de producción y de vida. Una propuesta alternativa que puede enseñarnos algunos pasos para caminar y hacer realidad nuestros sueños y utopías. Quizá no sea el momento todavía de cosechar, pero si de sembrar y compartir las semillas de esperanza.

lunes, 2 de abril de 2012

IN TÉCPATL TLAMACHINTLAHLI

El pensamiento que emerge de estar sembrado en el corazón
Refelxión para comprender qué perspectiva teórica-epistémica
está sosteniendo el trabajo

Este texto no pretende ser ni siquiera un primer borrador. Intenta más bien ser una invitación. Mía, propia, de con quienes dialogo y construyo en conjunto. Un buscapiés que vaya poniendo los cimientos de una reflexión más amplia al respecto de la mirada teórica-epistémica que está detrás de todo esto, así como de la narrativa que la intentará articular al interior de la tesis.

Hoy por la mañana mientras me bañaba pensaba en cómo iba a hacer para resolver esta cuestión de la semana convocada por el compa Marco y tan sonada en el seminario ciesas. Esta necesidad de lo que recalcaba Pier acerca de tener un chimali argumentativo, pero necesidad también y sobre todo, de entretejer la complejidad que ha implicado el proceso de investigación. Así llegué a platicar con Xóchitl.

Coincidimos en la idea de comenzar cada capítulo con una narración que en textura y contenido logre dar una introducción al respecto. Un relato construido para comunicar el gozo del proceso creativo con su complejidad; logros, retos, dificultades, aportes etc. Un ejercicio que logre entrelazar un malinali que se teje a partir de tres hebras:

• El posicionamiento ético, metodológico, epistémico
• La experiencia etnográfica del trabajo con la gente
• La Articulación con quienes previamente han escrito sobre el tema

Una reflexión construida a partir de respondernos para quién, para qué, con qué y cómo hacemos el trabajo, quienes somos y en qué momento de la historia lo hacemos. Un espejeo que nos hable de la posicionalidad y la idea de crear un conocimiento situado, que busque hacer un análisis reflexivo que sirva de eje de todo el trabajo.

Esto consiste, así como decíamos con Xóchitl el otro día, en espejear lo que hemos cocinado en conjunto quienes participamos en el trabajo y ahora decir que eso que hacemos, eso que decimos, entra en ciertos debates académicos y la manera en que intentamos entrelazarnos con ellos; qué cosas han dicho otres también al respecto, cómo y desde dónde lo hacen, y cómo podemos con elles armar el malinali. Entonces ese será el marco general de la reflexión inicial de cada capítulo, con la idea además de que cada comienzo de capítulo ofrezca también los ejes analíticos específicos que cada apartado convoca; dando la pauta a que armoniza cada uno de ellos, pero intentando mantener la unicidad del relato de toda la tesis.

Hasta ahora sólo he construido el primer diálogo al respecto de por qué considero que es importante iniciar la tesis con una parte histórica. Esos son los cimientos de la introducción teórica del primer capítulo.

POR QUÉ LA MEMORIA, CÓMO Y PARA QUÉ DIGNIFICARLA

Este apartado es una respuesta a la respuesta que la compa Mónica hizo de mi invitación para la construcción del tataranieto del ahuizote, nuestra sección de la revista K´uxaelan y programa de radio:

PROPUESTA PARA EL PRIMER RELATO.
Pues bien, me parecen buenas tus propuestas de texto que vienen aquí, sin embargo, considero que antes de introducirnos a argumentar sobre el titulo o nombre de la sección o programa, es necesario según mi visión preguntarnos: ¿Por qué historiamos? ¿Por qué es importante apelar a las voces ocultas de la memoria colectiva que no están en la historia oficial o nada más están de pasadita? Es decir, por qué volteamos la cara al supuesto pasado muerto, pestilente y por ello enterrado. Me parece que si iniciamos con esto podemos argumentar que a través del tiempo quien tiene el poder es el que escribe o reconstruye la historia, una historia que como ha dicho Galeano ha sido escrita para América o Abya Yala desde afuera, desde la visión de los hombres, una historia de machos y para machos (donde las mujeres tienen un papel a la sombra de los caudillos y señores), contada y reproducida para que el poder de los hombres se perpetué. Ha sido una historia de blancos, absolutamente racista donde los movimientos o la organización de los pueblos originarios y afros no se mencionan, o si se hace se distorsionan los hechos, se les condena, justificando con ello la represión salvaje y el sistema colonial en que se vive o mejor dicho en que se vive sometido. Una historia donde lo que se busca es el folklor de los atributos culturales de los pueblos originarios para comercializarlos o mostrarlos como piezas de museo más parecidos a un zoológico humano. Como bien apunta Bonfil Batalla, una historia de engrandecimiento del indio muerto, de ese indio de las zonas arqueológicas, no del indio vivo.

Ha sido una historia de ricos que corresponde a sus necesidades para justificarlas y ampliarlas. Tenemos una historia de militares, una memoria que concentra en su seno el uso de la fuerza, de hechos sangrientos, de vencedores y vencidos, y yo añadiría a esto que menciona Galeano, una historia limitada a las batallas públicas y sangrientas, que se concentran en el espacio público, lejano de la cotidianidad y de la vida privada que es ahí el verdadero sustento de la resistencia, este tipo de historia es en verdad la más difícil, más para los que no vivimos ahí o presenciamos esto, es por ello de la necesidad imperante de hacer nuestra la propia historia, que no vengan de fuera a contar lo que vivimos y hacemos, aprender a reencontrarnos con nuestras voces, siempre habrá un oído atento y un corazón que quiera aprender, escuchar y compartir. Por último, nos hemos acostumbrado a una historia maniquea, una historia de buenos y malos, que tal parece que no son mujeres y hombres quienes la hacen, que tienen pasiones, intereses, miedos, filias y fobias y que su actuar corresponde además a un contexto histórico y social concreto. Es, en este tipo de historia donde se ha omitido, justificado y ocultado conscientemente, grandes genocidios, e injusticias en pro de una “gran causa” en la que no están incluidos los disidentes y los de abajo.

Ante lo dicho arriba, ¿es necesario historiar Jaime? ¿Para qué hacerlo? ¿Cómo hacerlo en el seno del movimiento social y político en el cuál se participa?

RESPUESTA DE LA PROPUESTA PARA EL PRIMER RELATO 
Por qué la historia, por qué la memoria, por qué dialogarla, por qué traerla al ahora, al nosotros, al después, al para allá

Cuando está de veras viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a hacer-la,
La memoria está en el aire que respiramos. Ella, desde el aire, nos respira.
Es contradictoria, como nosotros.
Nunca está quieta. Con nosotros, cambia.
(…) La memoria viva no nació para ancla.
Tiene, más bien, vocación de catapulta.
Quiere ser puerto de partida, no de llegada.
Ella no reniega de la nostalgia, pero prefiere la esperanza,
su peligro, su intemperie.

Un malacate mío de Eduardo Galeano


Entonces Moni ¿Por qué historiamos? ¿Por qué es importante apelar a las voces ocultas de la memoria colectiva?

Al pasado hay que mantenerlo vivo, hay que hacerlo resurgir de esa muerte a la que lo pretenden condenar. Convertirlo de algo enterrado y pestilente a algo que respira, que está lleno de colorido.

La memoria y la historia son procesos sociales, culturales y políticos que vamos construyendo (Hollbwach). La memoria es ese relato que permanece en nosotros como personas y grupos. La historia es una herramienta que nos permite plasmar ese relato, potenciarlo, ayudar a traer la memoria al nosotros, a lo que somos, a través de un proceso comunicativo. Historiar es una forma de hacer y mantener viva la memoria, hacerla un espejo. Tenerla a la mano para contarla, mantenerla en movimiento.

Como decía la historia es una herramienta, una más de las formas de creación humana, que como todas está a expensas del poder que nos trastoca (Foucault). Como dices hay una historia hegemónica, patriarcal, capitalista, una historia de ricos que corresponde a sus necesidades para justificarlas y ampliarlas, un instrumento de dominación que deshumaniza. Un relato épico ampliamente reproducido que ha hecho que nos acostumbremos a esa historia maniquea de la que hablas, que invisibiliza a las mujeres y hombres que la viven día a día con sus complejidades humanas que trata de acallar sus voces, que nos hace pensar que la historia se hace allá arriba, lejos de quienes la construimos en la cotidianidad como procesos amplios y complejos

Pero también existe la contramemoria o memoria contrahegemónica (Connerton, Foucault) la historia otra, la nuestra, la que hacemos, la que construimos desde el movimiento como un ejercicio contrahegemónico. La que va contra lo que te quieren hacer aprender en la escuela para que seas un buen ciudadano reproductor del sistema. Una que nace de ese ejercicio de Genealogía (Foucault), que es crítica porque supone el ocaso de los ídolos (Nietzsche) que desmitifica al ofrecer otra miradas, al construir un relato desde el resurgir de nuestra memoria.

La memoria histórica es una herramienta de lucha, algo que nos permite una reflexión y crítica sobre nuestro acontecer político y social desde una perspectiva de largo aliento. Recordamos nuestro pasado, recordamos a nuestros muertos, y los hacemos vivos para poder seguir mirando el horizonte. Para que la memoria nos cobije y dé rumbo, que nos dé una posibilidad de construir hacia delante y seguir alimentando ese horizonte de lucha, que sólo podemos tener si tenemos claro de dónde venimos, quiénes somos y cómo hemos luchado. Necesitamos la memoria para seguir adelante, una historia que quienes han hecho la memoria tengan oportunidad de contar, de hacerla y serla. Creo por lo tanto también que es nuestro papel hacer llegar esas herramientas a los protagonistas de esa historia, tender un puente y en diálogo construirla con ellos, con nosotres.

SIGUIENTES DOS APARTADOS:

- HACEMOS PARA SER EN Y DESDE LA CONSTRUCCIÓN DE OTRO MUNDO; SOBRE EL DIALOGO Y LA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA


- NUESTRA LECTURA DE LA HISTORIA Y NUESTRO POSICIONAMIENTO POLÍTICO-ÉPISTÉMICO: COLONIALIDAD, DESARROLLO Y CONTRAHEGEMONÍA




jueves, 29 de marzo de 2012

El porqué del uso de la @ (arroba) en la tesis

Decidí escribir con arroba en el texto porque creo que brinda la posibilidad de generar una ambigüedad de género en la palabra. En su doble sentido, de “a” y de “o”, permite incluir el género femenino y el masculino sin necesidad de
repetir la palabra cambiándole el género, pero a la vez, sin subsumir un@ al otr@. Es decir, a mi entender, no es lo mismo decir “las y los campesinos” que “las y los campesin@s”. En el primer caso, aunque llamamos la atención sobre el género femenino, lo subsumimos al masculino, reificando la construcción semántica en la que el género masculino es incluyente de ambos géneros (al contrario, donde “los y las campesinas” excluye al genero masculino), y por lo tanto se invisibiliza el femenino. En el segundo caso, la ambigüedad de la arroba nos permite hacer presente ambos géneros en cada palabra, interpelando al lector(a), no naturalizando un género femenino excluyente y/o subsumido, ni un género masculino omnipotente.

Otra opción hubiera sido apelar a un género neutro, “des-generando” las palabras, por ejemplo, mediante el uso de una letra neutral como la “e” o la "x". En vez de escribir “todos”, “todas” o “tod@s”, podríamos poner “todes” o "todxs", dando cuenta de la tensión genérica en la palabra y en el sentido. Sin embargo, creo que este recurso es más apropiado para quienes intentan trascender la dicotomía masculin@-femenin@, para quienes discuten la existencia de más de dos géneros desde, por ejemplo, las llamadas teorías queer.

 En mi caso, es mi intención hacer un llamado de atención incluyente, que de cuenta de la participación femenina y masculina sin generar, desde lo escrito al menos, jerarquías y/o inequidades, interpelando mis propios juicios y categorías de género naturalizadas. Seria entonces, una doble interpelación. Al lector(a) toda vez que la arroba llamará su atención sobre la ambigüedad de género, y para mi, como autor, intentando que en el proceso de escritura vaya sedimentando una nueva forma de escribir, mas acorde con mi sentir y mi pensar.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Quizá porque no provengo de un reino


 
 Es difícil, por lo menos para mi, pensar en la unidad con nuestros limitados cerebros. Baste recordar que se nos enseña que ellos mismos reproducen la dualidad y la división de tareas. Un hemisferio izquierdo, lógico, analítico, calculador, y uno derecho, visual, auditivo y artístico. Yo no lo creo, pero la sedimentación de esa estructura de pensamiento es difícil de superar.
Es por ello que recurro a metáforas que partiendo de una dualidad, intenten superarla. Adentro, afuera, interno, externo, son entonces, dos puntos de vista de una misma realidad. Es quizá un intento de traducir con el cerebro ideas, nociones, conceptos que se gestan más allá de él mismo. Pero el cerebro es egocéntrico, y al final, termina firmando todas las ideas como propias.
Me declaro senti-pensante, pero reconozco la asimetría. El cuerpo habla, pero el cerebro desconoce. La intuición, sabiduría profunda, emite alertas que el cerebro descarta por descabelladas o paranoicas. Aunque, quizá, no debamos hablar del cerebro, que en definitiva es un cúmulo de células, sino de la enigmática (y mucho mas problemática) mente. El cuerpo, la mente. Otra dicotomía más al menú, una con condimentos de género además.
Ahora, como me cuesta pensar en la unidad, mejor la siento. Mi mente pensante separa para entender, mi mente sintiente aspira a comprender en la unidad. No es algo que pueda explicar, y mucho menos en palabras, territorio del yo pensante, de la mente dictándole al hemisferio izquierdo y este, a su vez, delegando en los proletarios dedos que aplastan las teclas sin comprender.
¿Será? ¿O son los dedos, los que escriben lo que el cerebro decodifica para que la mente entienda? ¿Pueden, estas manos, estos dedos, pensar por si mismos y (re)escribir la historia? ¿Pueden desafiar el supuesto orden natural de las cosas y contradecir siglos y siglos de anatomía y filosofía? ¿Por qué no? pensar lo contrario seria aceptar las jerarquías como dadas, naturales e inamovibles. La subversión de las manos campesinas, de los dedos ajados y enlodados de este rincón, nos invitan a pensar diferente.
¿Entonces? ¿en que quedamos? ¿Intentamos superar las dicotomías? ¿cómo? ¿Intentar superar dicotomías, no seria una forma de reificarlas? Sin embargo, ¿negarlas nos da la unidad? Quizá ni una ni la otra. Tal vez ambas. Acaso ninguna de estas opciones, acaso todas. Esto, mas bien, me lleva a pensar en el ¿Por qué? ¿para que?. Y es ahí donde creo que hay un debate mucho más rico, complejo y desafiante. El por que y para que superar el pensamiento dicotómico. Ahí va el guante para quien quiera recogerlo.
Por mi parte, me preocupa menos el pensamiento dicotómico, que el ser dicotómico. Me explico: de alguna manera creo, pienso y siento, que si no sufriéramos de una esquizofrenia profunda no nos estaríamos planteando la dicotomía en el pensamiento. El pensamiento, es ególatra, egocéntrico, y no puede pensar más allá de si mismo. En este sentido, necesita crear dicotomías para reflejarse, para espejarse, escindirse para crear la falsedad de un todo autocontenido.
El sentimiento, por su parte, no lo necesita. El, ella, esta ahí, esperando pacientemente que el pensamiento deje de verse al espejo como un adolescente. El sentir, contiene sabiduría que el saber no entiende. Esa sabiduría radica en el ser. No se si mas profundo o mas superficial. Más bien creo que en un flujo constante, dinámico y eterno, en una unidad que la mente no ve ni siente.
No se si es material o inmaterial. No se si sea el alma esa por la que se preguntaba la Princesa Elizabeth, quien además, me cae mal* . Sólo creo que cuando el corazón me late con fuerza y la piel se me pone de gallina, es porque advierto un mundo impensable, ilógico, irracional. Quizá cuando pueda senti-pensar ese mundo habré trascendido la dicotomía. Quizá cuando pueda senti-pensar ese mundo advierta que nada hay nada que trascender.
¿Que es sino un perfecto caos de vibraciones? Tan inmaterial como el amor, tan material como un neutrino. Y vice-versa.

* El nombre de Suecia es Oficialmente Konungariket Sverige (Reino de Suecia). Quizá  porque no provengo de un reino, no me gusta la realeza. Sospecho que aún si hubiera nacido en uno, los consideraría igualmente como los parásitos anacrónicos que son. 

Sera porque no uso lentes...


No uso lentes (todavia) quizá por eso no me sienta tan cómodo con esa metáfora. No me late pensar que para cambiar nuestra mirada del mundo tenemos que echar mano de algo externo. La palabra lente me da la idea de magnificación, de lupa, de microscopio, de telescopio. Una especie de vínculo etimológico con las raíces de la ciencia que quizá haya legitimado esa analogía de los lentes teóricos. En mi español sureño se les dice anteojos. Peor aún, me da la idea de filtro, de barrera. Me imagino las anteojeras que le ponen a los caballos urbanos para que no se asusten con los autos y sigan tirando, mansa y resignadamente, de los carros.

Me gustaría pensar, más bien, que el cambio viene de adentro, y que los ojos se adaptan a eso. Podríamos jugar con transformaciones de los nervios ópticos, de los conos y bastones que componen la estructura celular del ojo, o en las plasticidad y curvatura de la retina, pero todo ello requería mas conocimiento y tiempo del que dispongo ahorita. ¿Cómo cambia nuestra mirada entonces? A mi me fascinan esas experiencias donde el ojo ve lo que el cerebro quiere ver ¿no les ha pasado? Se trata de una experiencia interesante que se hace en algunos test psicológicos. El ojo ve una mancha hasta que descubre una determinada forma, una vez que ha delineado una silueta es imposible dejar de verla. A veces incluso hay mas de una silueta y la percepción de una enmascara (temporal o definitivamente) la otra.

He sentido, en ocasiones, como esto me sucedía en “la vida real”. Por determinado análisis, coyuntura o casualidad (o causalidad) mi mirada sobre determinada situación, persona o momento cambiaba. Asi, de golpe, como un click. Eso me llevaba a realmente ver las cosas de otra manera. Situaciones que me angustiaban ya no tenían efecto sobre mi, condiciones que me generaban malestar se resolvían o dejaban de importarme, donde antes había crisis empecé a ver oportunidades, y cosas por el estilo.

Quizá no es el cerebro, quizá es algo mas profundo. Quizá, como diría Don Juan cambia nuestro punto de encaje, y todo se moviliza. Tal vez nuestro anclaje es mucho mas dinámico de lo que la palabra sugiere. A lo mejor, echar raíces no nos estatiza, sino que nos da un punto de vista necesario y complementario. Quien sabe, no ayude a ver, sentir y comprender lo que exploramos en cada ráfaga, acompañamos en el fluir del agua, transmutamos como fuego y, finalmente, germinamos como tierra, en un ciclo eterno y sin destino.

Si así fuera, disfrutemos, pues, de cada momento y cada elemento. Seamos viento, seamos agua, seamos fuego y seamos tierra. Seamos todo, seamos uno. ¿Será porque no uso lentes?

miércoles, 14 de marzo de 2012

Para ir dibujando un diálogo a dos pinceles entre disputas, reflexiones, complejidades y necesidades de criticidad

Memorial de agravios y profecías, para leer entre líneas, acaecidas en el siento y pienso de JaiMón Von Xlitler para propiciar en la persona de Movitz Potemkin, previamente ataviado con el título de Don Quijote de la Mancha, las ganas necesarias para emprender la noble empresa de llevar a cabo un diálogo cartesiano, espinoziano, kantiano, platoniano, nietzscheano, zapatista - y de uno más que otro colado que con pretensiones komanileleras se ha incluido directa o indirectamente -, sobre el quehacer de la reflexión, la criticidad y la praxis política.
Carta primera que busca también incluir a más querides y distinguides acompañantes que quisieran emprender el komon jbetike (camino en común).

CAPÍTULO 1:
Aunque parezca que no tiene nada que ver, tiene mucho que ver; o de cómo cantinfliar con sentido, para colocar y engrasar los engranes de la discusión.

La pluma es lengua del alma;
cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron,
tales serán sus escritos.
Don Quijote de la Mancha bats´i ta melel (el verdadero)

Cuando tenía 8 años comencé a usar lentes. La maestra había mandado llamar a mis padres porque decía que cada vez que tenía que leer algo del cuaderno hundía el rostro en el texto como si pretendiera comerlo.

Fuimos pues a que me checaran los ojos…

Como toda visita al médico el ritual comenzó haciendo honor a la función de la sala en las que viejas copias de Condorito, TvyNovelas y Hola! son amas y dueñas del espacio. Espera lenta con el letargo de haber comido de prisa en un despliegue de apresuramiento por llegar tarde y ahora relajarse forzosamente al compás de las manecillas de un reloj de gato que mueve los ojos y la cola, mi madre que masca su acostumbrado chicle clorets verde y el sol que al descender entra por la ventana a dar su última caricia de tibieza antes de esconderse entre los edificios. Yo hundido en un sillón que me queda grande, viendo sin ver. Vistiendo todavía el uniforme de la escuela: playera blanca y jeans, olor a sudor seco de niño que pasó su recreo revolcándose en el pasto.

En el deambular de mi mirada entre vagos parpadeos que se intentan sincronizar con el tick tack del gato, descubro un cuadro. Tal y como apuntaba mi maestra, tuve que acercarme para poder distinguirlo bien.

De cerca, casi oliéndolo, el dibujo me habló haciendo que me hablara a mí mismo, con voz silencia y en un lenguaje ininteligible a los demás. Era como si viera reflejado en ese lienzo blanco y negro el pensamiento que con recurrencia llegaba a mí, mientras por las noches posaba en la cama en espera de que el sueño me invadiera. Pensaba que si al vencerme el sueño estaría realmente despertando en otro mundo, en otra realidad, que si yo vivía en el sueño de mis sueños, si cada dormir era realmente un despertar, si existía yo en otros planos, como cuando te ves entre dos espejos y es difícil distinguir cuál es el reflejo de cada, en ese ininterminable juego de repeticiones.


Surgieron preguntas, una vez más en silencio y articulados en un lenguaje oculto a los demás, no-naguatlahtoli (mipalabraocul. A lo mejor no tan claras como lo parecen ahora, pero que en esencia son lo mismo.

¿Es la realidad un espejismo? ¿Qué es la realidad? ¿Qué es observar-nos? ¿Qué es eso de entablar un diálogo con nosotres mismes? ¿Qué es la existencia?

Esas reflexiones se han mantenido como compañeras desde entonces. Nunca hablé con nadie del cuadro, ni pregunté de quien era ni nada. No me importó. Mientras tanto nos seguíamos encontrando de vez en cuando en las visitas que hacía al oculista, en una complicidad cuasi clandestina entre él y yo.

Pasó el tiempo, transcurrieron consultas. Tras tres cambios de lentes había llegado la secundaria. Clase de física. Como tarea tenía que exponer en equipo El gato de Schrödinger:

Algunos videos que explican la paradoja:

Mi compañera y vecina Ania nos salvó diciendo que su papá tenía información al respecto en un libro de física. Fuimos a comer a su casa luego de la escuela y nos enseñó su libro. Tenía en la portada esta imagen:


Ahí decía el nombre. Supe que el autor era el mismo de mi cuadro amigo, Maurits Cornelis Escher, y que sí que compartíamos preocupaciones. En el libro pude conocer también otras imágenes de él que han sido compañeras también desde entonces, con buena parte de su obra.

Lo expuesto además en la paradoja de Schrödinger y las pláticas desde entonces he tenido con mi amigo Elfego, que ya desde esos años mozos tenía en su ch´ulel lo mecánicacuantiquero, propiciaron a que esa preocupación, esa necesidad de reflexión constante al respecto del mega viaje de la existencia, sobre el pensamiento y el observar, sobre construir interpretaciones y formularlas en lenguaje, de interactuar e inteligir el mundo, sea una de las principales bases de quien soy.

Lo que implica el ver, el no ver, el depender de lentes y las consecuencias de todas las anteriores; Reflexiones de un mediocampista.

Desde chiquito me gustó el futbol. Tuve dos principales circunstancias que determinaron fuertemente la manera en que lo practicaba:

La primera es el hecho de que mí papá me recomendaba muy efusivamente que no cabeceara el balón sino quería quedarme turulato por tanta pérdida de neuronas, cosa que me preocupaba bastante y resultó en que no aprendí a cabecear para nada.

La segunda es el hecho de necesitar lentes. Lo mío era astigmatismo con un poco de miopia, osea que no veía ni cerca ni lejos. Lo de ver realmente no me importaba, sentía que lo hacía bien, me acostumbré a andar por el mundo sin lentes. El problema era cuando leía o fijaba mucho la vista, ahí si no usaba lentes era invadido por un dolor de cabeza de ese que te tumba. Entonces bueno, para leer y ver la tele los lentes no faltaban, pero pa cualquier actividad, sobre todo si era un deporte, se quedaban posando sobre la mesa.

Así pues fue con el futbol. Me acostumbré a jugar sin lentes.

Me fue bien, la armábamos chido, en la escuela y con los cuates. Se volvió parte importante de mi vida. Incluso una vez ganamos el torneo del pavo de mi escuela, una contienda entre equipos mixtos de los 3 grados de secundaria, trabajadores de la escuela y maestros, que se hacía a fin de año y en el que el ganador llevaba un pavo a su casa pa navidad.

El futbol se convirtió entonces en una base muy importante para mi socialización. Como yo no veía bien, mi rango de acción era muy cercana y me acostumbre mucho a jugar viendo hacia abajo, un error según algunos de los entrenadores. Al no alzar tanto la mirada y tener un rango de acción muy concentrado, el portero nunca significo un enemigo directo, por lo que cuando me hallaba frente a él, en ese duelo decisivo, yo continuamente la cagaba. Eso me hizo acostumbrarme a jugar en el medio campo, posición en la que es necesaria la preocupación por el proceso del juego, por el fluir del equipo, a su comunicación. Creo que aquello influyó mucho mi forma de sentirme en grupo, mis preocupaciones hacia los demás. Eso me dio una necesidad constante de dialogo, de colaboración.


CAPÍTULO 2:
Y pa qué tanto choro, por qué no es mareador

¿Estarás siempre del otro lado del cristal?
¿estarás siempre del otro lado de allá de mi acá
y yo siempre estaré del lado de acá de tu allá?
Don Durito de la Lacandona




Aprovecho pues que nos convoca el arte, el juego de representaciones y los viajes personales pa invitar al diálogo, a un desafío en común que busca nutrirse de perspectivas para entender más profundamente, para comprender de manera más compleja. Después del megaviaje, el megadiálogo.

Junto con Martín hemos pensado en entrar en conjunto en la discusión de conceptos y proponer posturas con las que les damos significación. Entrarle también a cuatro manos para intentar apoyarnos en buscar hacer un trabajo más crítico, comenzando por tratar de revisar lo que entendemos por criticidad, un ejercicio que considero que plantea el desdoblarnos y ver qué tanto de qué tenemos dentro, qué tanto nos influencia cada cual cosa que nos habita y qué sentido le damos.

Para mí entraría como parte de mi tesis en el

- CAPÍTULO 4 - ENTRE DISPUTAS, COMPLEJIDADES Y NECESIDADES DE CRITICIDAD; LOS RETOS DEL LEKIL KUXLEJAL EN UNA DISPUTA POR LA SIGNIFICACIÓN Y EL ACTUAR

Creo que es muy importante hacer la reflexión y si lo podemos hacer en diálogo creo que podría ser mucho más rico. A veces tengo la piedrita en el zapato de pensar que mi trabajo no es del todo altamente crítico, porque creo que por postura hay cosas a las que he decido entrarle y otras pasarlas por alto. Pero de todas maneras considero que sí busca abonar a una reflexión crítica o una conciencia crítica como dicen (o por lo menos eso creo).

Van entonces algunas ideas sueltas que me han ido surgiendo y que creo que podrían abonar al diálogo:

• Cómo hacer la criticidad no indolente, no arrogante sino comprometida, transformadora, respetuosa, posicionada.

• Qué entendemos por criticidad y cómo la intentamos aplicar. Desde dónde buscamos esa ruptura que implica entrar en crisis con algo y tratar de transformarlo.

• ¿Nos dicen algo las palabras suspicacia y perspicacia?

• Es necesario preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos, quiénes somos y de dónde venimos

• Desde dónde va nuestra mirada, hacia dónde va, con quiénes, cómo.

• En qué manera estas preguntas determinan lo que pensamos por criticidad

Considero también que es importante ahondar en la importancia de reflexión sobre la praxis y el discurso, eso que hablábamos el otro día, la necesidad de criticidad en los movimientos sociales.

Yo al respecto diría lo siguiente: Considero que el ser críticamente implica el tratar de tener un teorema de anclaje, un hacia donde nos impulsemos y poner el ancla que nos va a jalar hacia adelante, es decir, una utopía, un horizonte, algo que nos diga estos son los lineamientos. Y entonces el ejercicio de criticidad es la reflexión, el ejercicio de intentar ser congruente con ello, de tener esas rupturas necesarias para llevar a la práctica lo que uno piensa, el ser en un pensamiento, un corazón y una voz; que haya unidad entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.

Pero como decíamos, no toda congruencia implica criticidad ¿toda criticidad implica congruencia?…

Entonces regresamos a la pregunta: ¿qué es la crítica, qué implica y cómo se ejercita?

Creo que ahí lo dejo, con otro dibujo sugerente:


… Ti jbetike nat to sk´an kermanotak

martes, 13 de marzo de 2012

El primer griego

Hubo algo en el entorno, el aire que respiraban mis padres - emigrantes que llegaron al pequeño pueblo de Västervik a finales de los años 70. Nací en la diáspora, junto con otros inmigrantes. Västervik fue el destino de muchos griegos que llegaron a trabajar un rato, para regresar como reyes al pueblo natal. Como Emanuel, un amigo de mi padre. Regresaron juntos a su pueblo. Emanuel tenía una cara redonda, amable, con una sonrisa grande, y una barba que no se dejaba vencer por solamente una rasurada al día. Entre los pelos que salían de su camisa en su pecho fuerte, tenía una cadena gruesa de oro, que brillaba con más fuerza al regresar al pueblo. Fueron recibidos como hijos perdidos, como si no hubieran comido más que pan duro durante los últimos años, y como si no existiera el vino fuera de Grecia. El amor se traducía en grasa en sus cuerpos. Tuvieron que comer para aguantar en el norte, en el país extraño y oscuro.

Emanuel aprendió sueco leyendo la biblia, comparándola con la biblia en griego, y así logró ingresar a la escuela de medicina en Estocolmo, con lo que accedió a un mundo de dinero, al igual que mi padre; mi padre emigró de un apartamento de la periferia, hijo de inmigrantes, trabajadores, para llegar a las casas bonitas, los códigos extraños de conducta, los muebles exquisitos, los colores suaves, la buena educación - donde se sentía en casa mi madre.

La primera vez que nos fuimos a Grecia iba a cumplir cuatro años. Estuvimos tres semanas, visitamos a Emanuel, comíamos helado, jugábamos con los niños. Cuando regresamos a Suecia, ya hablaba griego. Ya sabía que era griego. Pero mis padres se sorprendieron.

Intentaron formar un sueco. Me metieron al equipo local de futbol, con los niños suecos. Cuando pude, me cambié a un equipo de inmigrantes. Hablaba con un acento que mis papás no sabían de dónde venía. Era una mezcla de griego, turco, tigriña, árabe y sueco. Escuchaba rap de los suburbios, y me enamoré de una musulmana.

Mis papás se sorprendieron, porque no tenían conocimiento de que tuvieran familiares que no fueran suecos, por lo menos desde que empezó el registro civil en el siglo XVII.

Parece que fui el primero.

El horizonte común

Lento se van configurando las relaciones. Después del primer semestre de la maestría nos empezó a dar clases Xochitl. Me movió, nos movió a varios, y - me imagino - a varias, pero después del tercer semestre quedamos solamente tres hombres. Pierluigi y Jaime, quienes fueron asesorados por Xochitl, y yo.

Creamos un espacio íntimo, un acompañamiento del trabajo de campo más o menos solitario, un acompañamiento muy valioso. Después del primer mes, la primera o segunda vez que nos vimos, llegué con el espíritu de alguien que no había dormido mucho, y que se estaba preocupando. En Santiago el Pinar, donde hice mi estudio, no me sentía seguro. De hecho no dormía mucho. Unas cinco horas la noche, siempre al pendiente - si no decidía regresar a San Cristóbal, donde podía dormir con más tranquilidad, a costa del cansancio de manejar en las curvas de los Altos de Chiapas. Pero aún así tenía siempre Santiago el Pinar en mi mente, siempre en Santiago, en Santiago, en Santiago estaba mi mente.

Había llegado para estudiar las relaciones de poder, y Santiago fue un lugar muy atinado para ese tipo de estudio. Pero no es lo mismo hablar de relaciones de poder, que vivirlas, de tocar la corrupción y la violencia. Los robos. Se me metían al cuerpo, a la espalda, al sistema respiratorio. Pude exhalar en el espacio colectivo que Xochitl había impulsado.

Discutimos, cambiamos de enfoques juntos, nos acompañamos, pero también nos desesperamos. El espacio era un refugio inseguro, inestable. Se formaba sobre una confianza en construcción, que se mezclaba con experiencias anteriores, miedos de fracasos, pero también de esperanzas.

Algo pasó cuando terminó el trabajo de campo. No sé si fue porque se integró Valentín después de haber regresado de Cuba - con una barba del tamaño de Marx, y una sonrisa literalmente de oreja a oreja. No sé si fue por la llegada de Marco, que estudiaba el CIDECI, y me hizo recordar la educación popular en Suecia. Pero más bien creo que empezó con una comida en casa de Xochitl y Axel.

El cambio espacial es importante, y la invitación a la privacidad es una apuesta atrevida. En la privacidad se rompen jerarquías.

Como fuera, en la primera sesión del segundo Seminario-Taller - que Xochitl bautizó "Creación de saberes más allá de "producir conocimientos": retos para el hacer, el pensar y el sentir" – discutimos las formas del seminario. Por primera vez. Fue una invitación a bailar. Y bailamos. En el baile entra la desestructuración, el caos, el viento. Entra con fuerza la pasión y el gozo, el sentir. Decidimos formar relaciones más horizontales, decidimos cambiar de espacio, de ese espacio lleno de significados que se llama CIESAS. Y entró la tormenta. La tormenta movió mi casa, donde nos encontramos para el siguiente taller. Fue un momento de crisis. Un momento de crisis. Empezó con mala comunicación sobre el horario. Siguió con el incumplimiento con los textos que habíamos quedado de circularnos.

Circulamos la palabra, y empezamos a construir de nuevo. El fundamento que quería proponer venía de la educación popular en Suecia, donde había hecho un curso en la escuela de Färnebo, y con la cual vine a Chiapas diez años atrás. ¿Sería posible llevar los métodos populares a los espacios académicos? Me pareció que valió la pena intentar.

Las escuelas populares surgieron del movimiento obrero de Dinamarca, imitando a las escuelas campesinas, que a su vez se inspiraron en los internados aristocráticos de Inglaterra. El gran cambio fue el cambio de sentido. La idea central de las escuelas populares, y luego de los círculos de estudio que surgieron en el mismo ambiente, era conocer la realidad para cambiarla. El horizonte era una sociedad sin clases, un horizonte que se encontraba a la vuelta de la casa. En esa sociedad sin clases, todos tendrían que tener los conocimientos necesarios para dirigir la sociedad.

Esta idea poderosa señala otra finalidad de la educación que una idea implícita dominante en los sistemas educativos, que se trata de formarse para insertarse en la producción capitalista, para servir al status quo, a la clase dominante, si quieren. O, como alternativa - pero sirviendo a los mismos intereses - para poder lucir la “buena educación”, la educación clásica, cuidadosamente vaciado de contenido político.

Fue un intento, un primer intento.

Para el tercer taller, todos entregamos textos antes de la sesión, aunque fuera tan solo media hora antes. Además, Jaime y yo habíamos acordado discutir sobre la criticidad, algo que queríamos insertar en nuestras tesis como una parte dialogada, como parte de un cuestionamiento del mito del autor solitario, el genio romántico, el fetichismo del individuo. Valentín se metió a la discusión también; de hecho todos y todas se metieron de una manera u otra.

No sé si fue porque el taller iba a ser de pintura, pero nos mandamos textos más íntimos, con una fuerza que se podía tocar en cada documento. No sé si fue por la luna llena, pero de repente me di cuenta que algo se estaba moviendo, algo poderoso. Pintamos en la sombra, en el sol, en un círculo grande, luego nos juntamos en un círculo chiquito, nos leímos nuestros textos, nos aplaudimos. No sé si fue justo en ese momento, en el momento del aplauso, pero creo que sí. Creo que fue en ese momento que nos imaginamos nuestro horizonte común.

Unas Palabras de Bienvenida

Yolotlahtoli, la palabra del corazón
Sólo para desear un buen camino en este inicio del espacio virtual de construcción colectiva. 

Una oración Lakota

Wakan Tanka, Gran Misterio,
enséñame a confiar
en mi corazón,
en mi mente,
en mi intuición,
en mi sabiduría interna,
en los sentidos de mi cuerpo,
en las bendiciones de mi espíritu.

Enséñame a confiar en estas cosas,
para que pueda entrar en mi Espacio Sagrado
y amar más allá de mi miedo,
y así Caminar en la Belleza
con el paso de cada glorioso Sol.